Es evidente, para qué nos vamos a engañar, que la mayoría de la genteadulta no cree en las hadas. Y cabe hacernos una pregunta aparentemente pueril:¿por qué?Muchos autores que han tocado este tema de las hadas y del resto de laGente Menuda, tanto en España como fuera de ella, han tergiversado un asuntoque ya de por sí estaba bastante enmarañado. Ciertos videntes, psíquicos,esotéricos, folcloristas e investigadores superficiales del fenómeno, han tenido laoportunidad de estudiar e incluso «ver» (con esasegunda visión de la que noshablaba Robert Kirk) a estos «espíritus de la naturaleza», y los han descrito muy frecuentemente de una manera que nada tiene que ver con la más pura realidad. Es decir, han descrito a estos seres —muchas veces por ignorancia— como si fueran deeste plano físico y tangible, intentando explicarlos y comentarlos desde un puntode vista estrictamente humano. Para ello han tenido que encuadrar forzosamente en tan sólo tres dimensiones a unos seres adimensionales, que viven y se desarrollan en un plano astral y etérico.

Por estas razones, y por otras meramente fantasiosas, el descrédito sobre estos seres ha ido en constante aumento, pues las contradicciones e imprecisiones ala hora de analizarlos y describirlos eran tantas y tan evidentes que era muy lógico que se dibujara en nuestros labios una sonrisita de incredulidad. Por otra parte, su presencia y contacto con los humanos ha ido disminuyendo de forma paulatina, con lo que sus idas y venidas, sus aventuras y desventuras de otros tiempos y los contactos esporádicos que mantuvieron con los humanos han ido entrando en el mundo borroso de los recuerdos, de los mitos y de las leyendas, dando todo esto como resultado algo previsible y que cabía esperar de antemano: se ha sembrado la duda sobre su existencia, tal vez fomentada por ellos mismos.

Creer en estos seres es sinónimo de ingenuidad, en el mejor de los casos, o de infantilismo, en el peor. Nos hemos reído de todos aquellos que decían haber visto, sentido u oído a alguno de estos personajes y seres elementales de la naturaleza. Seres que hemos desterrado al mundo de la fantasía y del olvido, ignorando que también ellos forman parte de este mundo, de una evolución paralela a la nuestra. Ha habido momentos en que se ha llegado al peligroso punto de confundir todas las alusiones que sobre ellos existen, con talmezcolanza de datos que daba igual hablar de una ninfa que de un gnomo, de una bruja que de un fantasma, de un hombre-lobo que de un alienígena. Todo era lo mismo y, además, lo que es infinitamente peor, no tenía ninguna importancia clarificarlo.

Hadas : Guía de los seres mágicos de España, Jesús Callejo

Hadas : Guía de los seres mágicos de España, Jesús Callejo